Por estos días algunos medios de comunicación Colombiana prensa hablada y escrito han destacado y magnificado la inclusión de Cartagena en el New York Times en la sección Travel, lo cual es un excelente suceso, ya que aparecer en una de las secciones de tan prestigioso diario de circulación Mundial es una vitrina hacia el mundo, situación muy buena para Cartagena, ¿pero cual de las Cartagena ?; miren la realidad que muestra este titular del Whasington Post.
Después de revisar el artículo del New York Times, el cual en su mayoría está dedicado Gabriel García Márquez, se destaca la capacidad del periodista para hacer una relación entre García Márquez y Cartagena incluyendo su parte romántica e histórica de la ciudad, destacando algunos sitios de Cartagena. Por supuesto el periodista estuvo en Cartagena durante 4 semanas, tiempo suficiente que habría tenido para visitar también los sectores periféricos de la ciudad y hacer alusión a ellos, pero no lo hizo.
Es indiscutible el bien que este tipo de publicaciones le hacen a Cartagena y de paso a Colombia sobre todo en cuestiones de imagen, pues es sabido por todos que la Cartagena a que se refiere la publicación es la comprendida entre el Centro amurallado y Bocagrande, sector exclusivo donde viven la mayoría de personajes extranjeros radicados o pudientes de la ciudad con una serie de prebendas que deberían ser de los estratos bajos y no de los altos; además en ese sector se encuentran los hoteles y restaurantes mas prestigiosos de la ciudad.
En Cartagena se realizan la mayoría de los eventos de Colombia y de toda índole también tienen cabida los de carácter Internacional, que van desde el Foro Económico Mundial, la Convención del Policías del Mundo hasta el Reinado de Belleza, pasando por el Matrimonio de Montoya y el hijo de Uribe, con un flujo de Cruceros al año del orden de los 300 o más.
Lo paradójico de todo esto es que actualmente el Cartagenero del común poco se beneficia del turismo extranjero, por el contrario estos eventos generan incomodidad en la ciudadanía, cierran el sector amurallado, la entrada a Bocagrande se congestiona por las requisas de la policía, el tráfico se vuelve insoportable, el ruido de los helicópteros rondando por todas partes y los del rebusque y trabajadores del común no pueden trabajar.
Los ciudadanos comun y corriente ya no pueden tener acceso a esos personajes que llegan, vienen directo del avión o el crucero a hoteles de cadenas internacionales y los transportan en unas Vans, "así que los taxistas tampoco participan de estos ingresos", los toures por la ciudad (si es que salen del hotel) ya bienen contratados con empresas de eventos y los llevan en Vans o Chivas. Por las noches los turistas son conducidos a restaurantes o discotecas o clubes que pertenecen a las misma cadena y sus propietarios son en su mayoría extranjeros, eso ya está planillado o simplemente se quedan en los bares de los hoteles. Los cocheros hace rato que no conocen el dolar, solo los pesos de los cachacos de los estratos intermedios que llegan a pasar vacaciones.
El único espacio que le queda al ciudadano para el rebusque con el turismo está en las calles del sector amurallado, frente las bóvedas o en las playas, pero ya ni eso se puede, las playas se las han apropiado los hoteles y colocan a unos camajanes amparados en la complacencia de las autoridades locales para impedir el paso de las persona por este espacio público que además es patrimonio de todos . El otro acceso que tiene el ciudadano es el del turismo sexual y el turismo del consumo de droga. También se benefician de los puestos de empleo que genera el sector hotelero y restaurantes, porque las divisas que ganan estos hoteles son remitidas a su casa matriz y los impuestos que ellos pagan se diluyen en la consabida corrupción que cabalga en esta ciudad.
Al igual que hacen en las familias de alta alcurnia cuando tienen un hijo discapacitado que lo esconden en el último cuarto para que los visitantes de su mismo status no sepan que existe ese miembro de la familia, igual hacen con Cartagena las autoridades. No dejan salir al turista del centro Amurallado y Bocarande, porque esconden el inmenso problema de desigualdad social que se vive en Cartagena, con los niveles de pobreza más grandes de Latinoamérica, con un desempleo alto, con una informalidad disparada, con un mototaxismo que se les ha salido de las manos, un sicariato que ya supera las cifras de inseguridad de las grandes ciudades, delincuencia organizada y paramilitarismo en las barrios de la periferia o subnormales y falta de educación, Salud y Cultura ciudadana en todos los rincones de la ciudad.
Es que el turismo y las autoridades de Cartagena no se compadecen con el resto de la ciudad, efectivamente esta actividad del turismo deja una cantidad de divisas en la ciudad, pero que a la final se la llevan las casas matrices de sus hoteles, restaurantes, discotecas, rentadoras de autos, etc. y lo que le queda a la ciudad es sucio en sus calles y playas e incomodidad al ciudadano de a pie. Ni que decir de la montaña de dinero que se recibe de la UNESCO desde que fue declarada Patrimonio Histórico de la humanidad, la cual es utilizada en su mayoría para reparar las casas históricas del centro que son propiedad de personajes adinerados a quienes incluso no se les cobra el impuesto predial por ser declarados monumentos históricos o sitio de interés.
Al ciudadano del común se le prohíbe la circulación por entre unos restaurantes y discotecas que se han instalado encima de las murallas y que no sé con qué tipo de concesión se permite que funcionen allí durante todo el año; un día de estos aducirán dominio de posesión y serán dueños de las Murallas de Cartagena.
Para concluir lo que pongo de presente es que este tipo de publicidad (la del NYT) aunque digan los medios que no costó un solo peso (allí en el articulo hay una serie de publicidad de hoteles y Restaurantes), tiene un objetivo específico y es se siga abriendo la brecha entre la Cartagena antigua y la moderna, lo cual debería ser a lo inverso, que esos ingresos por los diferentes conceptos (Turismo, UNESCO, Distrito ) se redistribuyan para mejorar las condiciones de ese hijo lisiado que tienen escondido pasando el puente de Chambacú y el puente Román y requiere de una pronta atención antes que empiece su agonía y los delate de su existencia.
Es indiscutible el bien que este tipo de publicaciones le hacen a Cartagena y de paso a Colombia sobre todo en cuestiones de imagen, pues es sabido por todos que la Cartagena a que se refiere la publicación es la comprendida entre el Centro amurallado y Bocagrande, sector exclusivo donde viven la mayoría de personajes extranjeros radicados o pudientes de la ciudad con una serie de prebendas que deberían ser de los estratos bajos y no de los altos; además en ese sector se encuentran los hoteles y restaurantes mas prestigiosos de la ciudad.
En Cartagena se realizan la mayoría de los eventos de Colombia y de toda índole también tienen cabida los de carácter Internacional, que van desde el Foro Económico Mundial, la Convención del Policías del Mundo hasta el Reinado de Belleza, pasando por el Matrimonio de Montoya y el hijo de Uribe, con un flujo de Cruceros al año del orden de los 300 o más.
Lo paradójico de todo esto es que actualmente el Cartagenero del común poco se beneficia del turismo extranjero, por el contrario estos eventos generan incomodidad en la ciudadanía, cierran el sector amurallado, la entrada a Bocagrande se congestiona por las requisas de la policía, el tráfico se vuelve insoportable, el ruido de los helicópteros rondando por todas partes y los del rebusque y trabajadores del común no pueden trabajar.
Los ciudadanos comun y corriente ya no pueden tener acceso a esos personajes que llegan, vienen directo del avión o el crucero a hoteles de cadenas internacionales y los transportan en unas Vans, "así que los taxistas tampoco participan de estos ingresos", los toures por la ciudad (si es que salen del hotel) ya bienen contratados con empresas de eventos y los llevan en Vans o Chivas. Por las noches los turistas son conducidos a restaurantes o discotecas o clubes que pertenecen a las misma cadena y sus propietarios son en su mayoría extranjeros, eso ya está planillado o simplemente se quedan en los bares de los hoteles. Los cocheros hace rato que no conocen el dolar, solo los pesos de los cachacos de los estratos intermedios que llegan a pasar vacaciones.
El único espacio que le queda al ciudadano para el rebusque con el turismo está en las calles del sector amurallado, frente las bóvedas o en las playas, pero ya ni eso se puede, las playas se las han apropiado los hoteles y colocan a unos camajanes amparados en la complacencia de las autoridades locales para impedir el paso de las persona por este espacio público que además es patrimonio de todos . El otro acceso que tiene el ciudadano es el del turismo sexual y el turismo del consumo de droga. También se benefician de los puestos de empleo que genera el sector hotelero y restaurantes, porque las divisas que ganan estos hoteles son remitidas a su casa matriz y los impuestos que ellos pagan se diluyen en la consabida corrupción que cabalga en esta ciudad.
Al igual que hacen en las familias de alta alcurnia cuando tienen un hijo discapacitado que lo esconden en el último cuarto para que los visitantes de su mismo status no sepan que existe ese miembro de la familia, igual hacen con Cartagena las autoridades. No dejan salir al turista del centro Amurallado y Bocarande, porque esconden el inmenso problema de desigualdad social que se vive en Cartagena, con los niveles de pobreza más grandes de Latinoamérica, con un desempleo alto, con una informalidad disparada, con un mototaxismo que se les ha salido de las manos, un sicariato que ya supera las cifras de inseguridad de las grandes ciudades, delincuencia organizada y paramilitarismo en las barrios de la periferia o subnormales y falta de educación, Salud y Cultura ciudadana en todos los rincones de la ciudad.
Es que el turismo y las autoridades de Cartagena no se compadecen con el resto de la ciudad, efectivamente esta actividad del turismo deja una cantidad de divisas en la ciudad, pero que a la final se la llevan las casas matrices de sus hoteles, restaurantes, discotecas, rentadoras de autos, etc. y lo que le queda a la ciudad es sucio en sus calles y playas e incomodidad al ciudadano de a pie. Ni que decir de la montaña de dinero que se recibe de la UNESCO desde que fue declarada Patrimonio Histórico de la humanidad, la cual es utilizada en su mayoría para reparar las casas históricas del centro que son propiedad de personajes adinerados a quienes incluso no se les cobra el impuesto predial por ser declarados monumentos históricos o sitio de interés.
Al ciudadano del común se le prohíbe la circulación por entre unos restaurantes y discotecas que se han instalado encima de las murallas y que no sé con qué tipo de concesión se permite que funcionen allí durante todo el año; un día de estos aducirán dominio de posesión y serán dueños de las Murallas de Cartagena.
Para concluir lo que pongo de presente es que este tipo de publicidad (la del NYT) aunque digan los medios que no costó un solo peso (allí en el articulo hay una serie de publicidad de hoteles y Restaurantes), tiene un objetivo específico y es se siga abriendo la brecha entre la Cartagena antigua y la moderna, lo cual debería ser a lo inverso, que esos ingresos por los diferentes conceptos (Turismo, UNESCO, Distrito ) se redistribuyan para mejorar las condiciones de ese hijo lisiado que tienen escondido pasando el puente de Chambacú y el puente Román y requiere de una pronta atención antes que empiece su agonía y los delate de su existencia.
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