Vuelve la
burra al trigal.
Reitero que los colombianos tenemos mente e gallina, pues fácilmente
olvidamos los sucesos que nos afectan grandemente, que se dejará para los que
no son tan trascendentales y que afectan a unos pocos.
Este preámbulo es para referirnos a los grandes problemas
que ha traído el fenómeno del niño, si bien es cierto es un fenómeno natural
que es difícil de contrarrestar, existen mecanismos para mitigar su impacto a
nivel ambiental y en cada uno de los habitantes de este país macondiano donde
todo es folclor y todo es bacanería.
Eranse los años los años 19992 y 1993 cuando era presidente
por accidente el Dr. Cesar Gaviria, le toco bailar con el fenómeno del niño, en
ese momento uno de los más intensos que se hubiese vivido, pues sencillamente
el cambio climático por el efecto invernadero estaba en su apogeo ante la falta
de compromiso de las potencias mundiales en el control de la emisión de gases a
la atmósfera.
La mayor afectación causada por ese fenómeno de la época al
igual que ahora se evidenció en el suministro de energía, pues dejó al
descubierto la fragilidad del sistema basado en su gran mayoría en el hidroeléctrico
con una baja participación de la generación térmica en su gran mayoría en la
costa.
Esto ocasionó que el país se viera abocado a un racionamiento
eléctrico diario durante mucho tiempo de
hasta 10 horas diarias trayendo consigo el malestar en la comunidad, el
comercio y la industria, se tomaron medidas adicionales para no entrar en un
apagón total como adelantar la hora “O sea que geográficamente nos corrimos en
el meridiano”; no, simplemente si eran las 5: A.M. por decreto se dijo que eran
las 6:00 A.M para sacarle más partido a la luz solar, también se eliminó la
hora extra nocturna en las empresas y otras medidas más, estas medidas se le
conocen popularmente como “la hora Gaviria” que adelantó los relojes.
Aquí solo estamos analizando el fenómeno del niño como
afecta al sistema eléctrico, pero ni que decir en la producción de alimentos,
el daño causado en los bosque y especies propias de los mismos con los
incendios forestales, la escases de alimentos que de alguna manera propició lo
que se le conoció mas adelante como la apertura económica iniciada en el
gobierno neoliberal de Cesar Gaviria.
Lo importante de esta crisis es que evidenció la fragilidad
del sistema eléctrico Colombiano, se destapó el escándalo por los sobrecostos
del Guavio, (Así que Reficar tranquila que esto no es nuevo y nada pasa) que sería la panacea para que nunca más se
callera el sistema, la puesta en ejecución del proyecto Urrá en Córdoba a pesar
del daño ambiental que esto causaría y también se evidenció que estamos en
desventaja ante nuestros vecinos Ecuador y Venezuela quienes tuvieron que
vendernos energía para paliar el problema. Ah y la evidencia mayor es nuestra
mala cultura de consumo de Energía Eléctrica con aparatos obsoletos, luces incandescentes
y derroche de la misma sobre todo en las oficinas del estado donde las luces
permanecen encendidas las 24 horas y los 7 días de la semana.
Hoy 24 años después con Santos a la cabeza el panorama no es
diferente, tendremos que sufrir los mismos cortes y medidas extremas, pues la
falta de planeación, la poca cultura de consumo, la rapiña de las empresas
productoras y comercializadoras (Españolas en su mayoría), han hecho del sector
sea la prosti del paseo por los grandes dividendos que produce a costa de los
usuarios residenciales, por eso vemos a toda hora a Santos haciendo de
presentador de televisión, dando el dato de ahorro diario de energía, ¡Qué vergüenza!, un ministro que le mintió
al país por mucho tiempo y también se evidencia a un indiecito Ecuatoriano
criticado por favorecer a las Farc en su territorio, que hoy tiene energía de
sobra para venderle a Colombia y una Venezuela con sus plantas térmicas con
excedentes, en cambio las termoeléctricas de Corelca en Barranquilla y
Cartagena las desmontaron, pues ya no eran necesarias.
El mayor problema está por venir, pues este fenómeno del
niño debió ser aprovechado para dragar o profundizar los ríos para mantener su
lecho y mejorar el caudal y evitar que
ahora que llegue el fenómeno de la niña estos se desborden y generen
inundaciones y desastres y evitar que las bocatomas de los acueductos sean arrasadas por las corrientes y que el vertimiento
del agua de los embalses pueda ser desalojadas de manera racional; nada de eso
se ha hecho; ya viene el fenómeno de la niña y le sacaremos partido con las ayudas
a los damnificados por el invierno, pagos de arriendo e indemnización de
cultivos y animales que se quedaran en las manos de los dirigentes locales y
nacionales.
Amanecerá y veremos dijo un ciego y Nunca vió
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